domingo, 17 de mayo de 2009

Las ñinas del desierto

Centenares de loros rojos y verdes revoloteando en el cielo. Que digo centenares, miles y miles de loros rojos y verdes formando enjambres como los tordos que llegan en otoño a Alicante para quedarse a invernar.

El desierto de Catamarca como fondo del espacio amplio, la serranía de los Nevados del Aconquija en el otro lado, enmedio de esa inmensidad, bandadas de loros verdes y rojos, varios eucaliptus y sauces llorones casi centenarios formando un entorno dominado por enormes cactus. Como contraste y eje del paisaje, un rio que desciende de las montañas. Bueno, lo de rio es un decir, el rio no tiene mas de un metro de ancho y menos de un palmo de profundidad, le llamo rio para animarlo, pues a poco de pasar por aquí se lo va a tragar el desierto, más vale que se sienta rio, para lo que le queda.....Pero fué un rio muy rico, muy fresco, muy refrescante, aunque si he de decir la verdad, lo que fue es el bidet más espectacular, fresquito y agradable de la historia de los bidets.

Mientras Patricia y Charly paseanban por la pedregosa ribera del rio, decidí sentarme delante de uno de estos enormes cactus para hacer una acuarelita y reflejarlo en mi cuaderno. Estaba sentado sobre una piedra dibujando al cactus y a un loro que pasaba por allí revoloteando en medio del cielo, cuando de repente, se aparecieron cuatro niñitas que estaban detrás de mi mirando lo que hacía. Fue un sorpresa, nunca imaginé que se me iban a aparecer cuatro niñas al final del desierto, en medio de ninguna parte.

Cuatro niñas ¿y ahora qué? Eran una monada de niñas, entre ellas estaba Jessica, la hija mayor de Alfredo, el baqueano que cría los caballitos aconquianos. Parecía que esperaban algo de mi, era su espectáculo, habia llegado D. Tito. Rápidamente organicé lo que mejor se hacer, una clase, pensé, una clase de pintura.

Ha habido etapas en mi vida en la que sólo he tenido amigos pintores. Todos pintores, incluso mi hermano y mi compañera. Es normal que haya pintado en más de una ocasión, pero no es la pintura lo que más me apasiona, sino la Astrología y no se pueden tener dos amores a la vez. Pero he pintado algo y sobre todo he visto pintar y me han contado muchos trucos de pintor. Me decía mi amigo Pepo, un gran pintor alicantino ya fallecido, que el pintor es un mentiroso que sabe mentir bien, hace creer que allí hay algo cuando en realidad no hay nada. La buena pintura es la que más engaña, la que hace creer al espectador que allí, en el lienzo hay algo atractivo, especial o bello, cuando lo que hay es tela o papel, aceites y pigmentos y nada que valga la pena ni para comer ni para tocar.

Hay muchas formas de mentir pintando o dibujando, lo más espartano que he conocido me lo enseñó mi amigo Lorenzo, otro excelente pintor acuarelista alicantino que también era astrólogo y que falleció prematuramente. - Se me mueren mis amigos pintores, no se que será.- Con Lorenzo nos lanzábamos al monte provistos de una tabla y un papel, nada más. Había que buscar por el suelo del monte pequeños pedazos de leña carbonizada hasta crearnos el material para hacer trazos diferentes. Quedaban dibujos tipo Zen maravillosos. Lástima que no eran perdurables y se perdieron.

Pero fue de Marcel, un Aries de mi edad, amigo de mi amigo y vecino de Sirventa Javier, que está vivo y es un exelente pintor, de quién aprendí la técnica más sencilla, fácil de realizar, sin complicaciones y la más efectista de todas las que he podido ver. Esa técnica consiste en hacer un dibujo con lápiz, luego pasar un trazo con rotulador negro fino, luego borrar el lapiz y finalmente dar un poco de color con acuarelas allí donde convenga, pero sin cubrilo todo, dejando que el blanco del papel asome.

Esta fue la técnica que empleé en mi clase con las niñas. Pero no hay que pensar que era tarea fácil. Primero habia que organizar el material y sólo disponia de un pequeño estuche de acuarelas con amarillo, verde, rojo, azul y sombra, dos pinceles pequeños, dos lápices, una goma de borrar que partí en dos, y tres rotuladores.

Cada una de las niñas buscó una tablilla donde posar el papel, luego hubo que elegir tema. La cosa era dificil, estabamos bajo unos arbolillos que hacían sombra en la parte trasera de la choza de Alfredo. Al final vi que se podía usar como tema o motivo un viejísimo sauce llorón que servía al mismo tiempo como parte de un gallinero que su vez era el cuarto de baño del lugar.

Primero dibujaba una niña y luego otra, se esperaban e iban pasandose el lápiz, el rotulador, la goma y los pinceles con los colores, estaban completamente absortas y emocionadas en la tarea de dibujar y pintar, cuando de pronto aparece un niño mucho mas pequeño con cara de máximo interés en intervenir en la tarea artística. Más de dos horas duró la experiencia, al final, con una caja de cartón organicé unos marcos en los que se expusieron los cinco cuadros del "Sauce llorón del Finca del Tesoro". El más bello de todos, para mi fué el dibujo coloreado del niño pequeño.
He vivido en Paris, he visitado museos y salas de arte en toda Europa, incluso en la Europa del Este, incluyendo el Ermitage y otros museos de ese enrome pais. Cuando viajo aprovecho para ver arte, no me pierdo exposición interesante de las que se hacen en Madrid o Barcelona, me chiflan los impresionistas, me emociono al ver cómo son capaces, con unos trazos sencillos o unas manchas bien puestas, de transportarte a una realidad que no existe pero que si existió. Pues bien, la exposición de arte que hubo en la estantería de al lado de la chimenea de la casa de la Finca del tesoro, fue de las más emocionantes que he visto en mi vida. Doy fe.

No he podido guardar recuerdo gráfico de esas acuarelas, pero si que pude hacer unas fotografías de las niñas, le pedí la cámara a Chaly y disfruté capturando una imágenes que hablan por si sólas. Al final, como siempre tuve que decir: !Charly, hazme una fotito!........